La fusión nuclear, el proceso que alimenta a las estrellas, se ha convertido en un sueño largamente perseguido por la humanidad: obtener una fuente de energía limpia, segura y prácticamente inagotable.
En el corazón de cada estrella, bajo presiones y temperaturas extremas, los núcleos atómicos ligeros, principalmente hidrógeno, se fusionan para formar núcleos más pesados, como helio. Esta fusión libera enormes cantidades de energía en forma de luz y calor, la misma que nos llega desde el Sol y permite la vida en nuestro planeta.

Replicar este proceso aquí en la Tierra ha sido un desafío monumental. A diferencia del Sol, que posee una masa colosal para generar las condiciones necesarias, los científicos han tenido que desarrollar reactores especiales capaces de alcanzar temperaturas de millones de grados Celsius y presiones inimaginables.
Uno de los principales métodos de fusión nuclear investigados es la fusión por confinamiento magnético. En este método, el plasma, un gas ionizado a altas temperaturas, se encierra dentro de un campo magnético que lo contiene y comprime. El dispositivo más famoso para lograr esto es el tokamak, una especie de donut gigante con imanes superconductores que confinan el plasma.
Otro método prometedor es la fusión por confinamiento inercial, donde láseres o haces de partículas aceleradas comprimen un pequeño pellet de combustible nuclear (usualmente deuterio y tritio) a densidades y temperaturas extremas, provocando la fusión. El National Ignition Facility en Estados Unidos es uno de los principales proyectos que utilizan esta técnica.
A pesar de los avances significativos, la fusión nuclear aún no ha alcanzado su potencial comercial. Los desafíos tecnológicos son enormes: mantener el plasma estable durante largos periodos de tiempo, desarrollar materiales resistentes a las altas temperaturas y radiación, y lograr una reacción que produzca más energía de la que consume.
Sin embargo, la investigación en fusión nuclear avanza a pasos agigantados. Proyectos internacionales como ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), una colaboración entre 35 países, buscan construir el primer reactor experimental de fusión que pueda generar energía neta. Si se logra este objetivo, la fusión nuclear podría convertirse en la fuente de energía del futuro.
Los beneficios de la fusión nuclear son numerosos:
- Energía limpia: La fusión no produce gases de efecto invernadero ni residuos radiactivos de larga duración. Los productos de la fusión, principalmente helio, son inofensivos.
- Combustible abundante: El deuterio se encuentra en el agua de mar y el tritio puede producirse a partir del litio, un elemento relativamente común.
- Seguridad: La reacción de fusión es difícil de controlar y se detiene automáticamente si hay algún problema. No existe riesgo de una explosión nuclear descontrolada como la que puede ocurrir en una central nuclear tradicional.
La fusión nuclear tiene el potencial de transformar nuestra sociedad, proporcionando energía limpia y abundante para las generaciones futuras. Si bien aún queda un camino por recorrer, los avances científicos nos acercan cada vez más a este sueño.