La Luna, nuestro satélite natural y compañero celestial, no está simplemente colgando ahí en el cielo sin moverse. De hecho, está en constante danza alrededor de la Tierra, realizando una órbita que no es perfectamente circular.
Esta órbita, influenciada por la gravedad del Sol y la propia Tierra, provoca que la Luna se aleje de nuestro planeta a un ritmo muy lento: unos 3,8 centímetros cada año. Es como si la Luna estuviera tomando pequeños pasos hacia el espacio exterior, sin que nosotros lo notemos en nuestra vida cotidiana.

Este movimiento gradual no es algo nuevo; ha estado ocurriendo durante miles de millones de años. Se debe principalmente a la acción del Sol, que ejerce una fuerza gravitacional sobre la Tierra y la Luna, modificando su trayectoria orbital.
Aunque parezca insignificante, este alejamiento constante tiene implicaciones para nuestro planeta. Influye en la duración del día terrestre, que se está alargando lentamente debido a que el momento angular de la Tierra-Luna está cambiando. Además, afecta a las mareas, que eventualmente serán más débiles si la Luna continúa alejándose.
Es fascinante pensar que algo tan grande y aparentemente inmóvil como la Luna está en constante movimiento. Su danza alrededor de la Tierra es un recordatorio de que el universo es un lugar dinámico y lleno de sorpresas.
Este conocimiento nos permite comprender mejor el funcionamiento del cosmos y nuestra propia posición dentro de él. La Luna, nuestro fiel compañero celestial, sigue revelándonos secretos sobre su naturaleza y su interacción con nuestro planeta.